La belleza entra por los ojos

Una historia real

Una muy bonita anécdota que tenemos para contar cómo nuestro trabajo en User Experience comienza a dar sus frutos es una historia que a César le gusta contar, específicamente por la fuerza que esta historia tiene.

La historia comienza con MakingSense trabajando en una propuesta para un cliente nuevo. Siendo nuevos en nuestras tratativas con esta empresa (una empresa con altos estándares de seguridad), queremos realmente mostrar lo mejor que tenemos. La aplicación que debíamos realizar era desafiante desde el concepto que trataba, porque involucraba mucha seguridad, muchas tecnologías nuevas y muchas características que ayudan al usuario pero hacen difícil de congeniar con las anteriormente mencionadas. Nuestros arquitectos trabajaron en resolver ese problema pero las propuestas siempre resultaron más concretas cuando se puede ver el resultado final.

Entonces también se invirtió mucho en la zona de User Experience de esta propuesta. Sabrán ustedes que estamos haciendo presión sobre este tema últimamente (y si andan leyendo por aquí, seguramente lo habrán notado). Creemos que el UX es un factor de valor agregado, creemos que cuando todo lo demás está bien hecho, este marca una diferencia increíble.

De vuelta en la historia, el equipo de MakingSense trabajó en hacer un buen pre-diseño de user experience, lo que involucraba el desarrollo de flujos de usuario, screenshots de cómo podría llegar a verse el producto, muchos mockups y pequeños prototipos que nunca vieron la luz, pruebas de concepto, etc. Cuando uno trabaja para un proyecto que no es proyecto aún, sabe que está en riesgo. Sabe que si no se concreta la oportunidad, fue tiempo y dinero perdido.

El día de la propuesta se acercaba y las gotitas de sudor iban siendo más comunes en la frente de los involucrados. Se hizo muchisimo hincapié en esos screenshots, se cuidó hasta el ultimo detalle, se hicieron varias rondas del desarrollo del UI (interaction design, wireframes, IA) hasta llegar al diseño final con el que se estaba listo para presentar.

Finalmente, el día llegó.

César asistió a esa reunión en donde nos presentábamos de manera formal con nuestro cliente (aunque ya había habido tratativas informales anteriormente) y pusimos el proyecto sobre la mesa. Se explicó por qué MakingSense era apropiado para hacer el proyecto, se explicó qué teníamos en mente para solucionar su problema, y se mostraban algunas pantallas que ejemplificaban cómo podría haber quedado el sistema terminado.

En ese momento de la reunión la tensión subió. El arquitecto que pertenecía al cliente interrumpió la conversación, dijo “Esperen”, y se fue de la habitación. En menos de dos minutos estaba de vuelta con alguien más, y lo presentó como el CEO de la empresa.

“Quiero que él vea lo que ustedes pensaron”, nos explicó. “Estas pantallas son más de lo que teníamos en mente, definitivamente queremos que esto se vea así, y que de ahora en adelante, todo lo que hagamos sea así.”

Traduciendo la experiencia, ellos sabían lo que querían que el sistema haga. No sabían la diferencia que se podía hacer con UX, no sabían que se podía brindar una experiencia totalmente nueva y agradable, especialmente cuando los sistemas tienen muchos requerimientos de seguridad, o cuando la complejidad son los árboles que no dejan ver el bosque.

La propuesta se convirtió en proyecto y el cliente se convirtió en partner, y hemos trabajado juntos para lograr maravillosos productos.